Huevos de pascua en el hogar

El Museo del Chocolate de Barcelona vive una gran actividad estos días, que son los que se consume más chocolate de todo el año. Las mones de Pascua son las responsables. De entre las diversas actividades que organiza la entidad, hay los talleres de Pascua, que enseñan a los niños a decorar un huevo de chocolate. Hemos asistido a uno de estos talleres familiares y os lo explicamos en fotografías. También descubrimos el origen pagano de la mona.

Los orígenes paganos de la mona

Se explica en el recorrido del Museo del Chocolate que, desde la antigüedad, todas las civilizaciones han celebrado la llegada de la primavera. Esta tradición pagana y universal ha llegado a nuestros días en nuestra cultura a través de la religión cristiana de la celebración de la Pascua. Y se explica que esta tradición ha pasado por tres momentos hasta acontecer cómo es ahora: primero, la simbología ligada en la tierra y al ciclo biológico: la mona de pan tostada de forma circular, símbolo solar con huevos (muy viva todavía al País Valenciano), que es también un símbolo pagano relativo a la fertilidad; después, la experimentación artesana a partir de un pastel de origen campesino; y, finalmente, la referencia a los acontecimientos de todo el año.

Así pues, con la mona celebramos la primavera, el renacimiento de la natura y la fertilidad. Y según narra el discurso museològic, el espíritu de renovación hace que los niños sean protagonistas: símbolos de la vida, como el pan, y símbolos de la fertilidad, como los huevos, son los componentes de esta comida desde el siglo XV, en nuestra cultura.

Sebla que el origen de la mona como pastel nació al campesinado, donde por estas fechas la demasiada de pan se enriquecía con miel, huevos, aceite y hierbas, y se le daba forma de rosca, de muñeco o de animal. Encima se colocaban huevos duros cogido por unas tiras de la misma pasta en forma de cruz porque no cayeran. Se ponían tantos huevos como años tenía el niño.

La primera referencia que se ha encontrado de este pastel es al libro ‘Cántico en lloor de la Virgen María’ de Roís de Corella, al siglo XV. Ahora, los huevos de chocolate llegaron mucho más tarde, ya era finales del siglo XIX, cuando empezaron a llegar de Francia, hechos con motllos.

Decoración de huevos de chocolate, un taller familiar

Estos días de Semana Santa, el Museo del Chocolate organiza talleres de decoración de huevos de chocolate. Unos son sólo para niños, los otros, para toda la familia. El taller en sí dura entre una hora y una hora y media y a pesar de que es sencillo, es bien erntretingut y muestra a los niños las posibilidades y también la dificultad de decorar un nuevo de chocolate para colocar a la mona.

De entrada: manos limpias, delantal y gorra. Cada niño tiene delante un huevo de chocolate con leche sin gluten, de medida mediana, que se aguanta porque se encuentra colocado sobre una base cilíndrica metálica.

Se tiene que empezar para elaborar el merengue, que tiene que quedar fuerza espesa. Se hace en base de azúcar de lustre y claras de huevo batidas a punto de nieve. Las proporciones, a ojo.

Un golpe hecha el merengue, se reparte en diferentes boles. A cada bol se pone un poco de colorante y los niños tienen que remover hasta que el merengue quede muy teñida. En este caso se ha usado colorante amarillo, lila y rojo, y también el blanco propio del merengue.

Se llenan pequeñas mangueras de pastelería hechas de papel fino. Se le corta la punta y ya se puede proceder a decorar los huevos, siempre con cuidado de apretar la manguera desde arriba de todo.

Cuando las mones se han acabado de decorar se ponen en unas cajas de plàtic, con un pollito y unas plumas que acaban de redondear la presentación.

Últimamente, los pasteleros del museo notan el interés creciente de las familias por la pastelería y en general por la cocina. El museo organiza talleres para niños todo el año. Con todo, es por estas fechas que el éxito es asegurado.